jueves, 18 de febrero de 2016

¿Diseño curricular… teoría o práctica?

Es común escuchar que la teoría y la práctica no siempre caminan juntas. En toda situación la que prima es la teoría. Lo mismo ocurriría en el diseño curricular, como explica Guzmán y Rolando (2004):
En la perspectiva tradicional del currículo su construcción supone diseño, desarrollo… cada una de estas acciones elaboradas por separado, por actores diversos y con niveles de responsabilidad también… diferentes… esta práctica fragmentadora del sujeto escolar y de la institución escolar situada, contribuye al mantenimiento de las relaciones de poder autoritarias y verticalistas… (p. 126)

Lo descrito por estos autores resalta el viejo dualismo propio de la cultura occidental; se dice una cosa y se hace otra; unos prescriben y otros ejecutan; unos imponen y otros reproducen. De esta manera se replican las viejas tesis del idealismo o del pragmatismo.

La diferencia que parece irreconciliable se manifiesta entre el diseño y desarrollo curricular, porque suponen niveles distintos de acción del currículo. El de Educación Básica matizado más por la teoría, lo ideal, lo vasto y lo escrito en detalle. En tanto el desarrollo se caracteriza por lo práctico, lo real, lo concreto y vivenciado en tiempos reducidos.

Por otro lado, cada dimensión está sujeta a la responsabilidad de distintos actores; los mentores diseñan currículos desde su propia perspectiva, ajenos a lo que ocurre en el aula, carentes de lo real, diríase estéril; y, los que ejecutan también faltos de lo ideal, de la teoría, una suerte de caminar a ciegas.

Desde esta perspectiva tradicional, la escuela reproduce las relaciones de poder, unos piensan y otros actúan, unos mandan y otros obedecen; unos exigen y otros se quejan por el sobrepeso de la carga impuesta. Consciente o no el diseño replica lo que se denomina currículo oculto. Así se forja el statu quo, como algo común y normal.

Sin embargo, como reacción a ese exagerado dualismo, emerge la innovación, como una manera de hacer las cosas de modo distinto. No todo está perdido, existen propuestas curriculares activas, cognitivas, constructivistas, conceptuales, conectivistas, complejas y críticas. Estas constituyen perspectivas que generan rupturas epistemológicas a la usual forma de pensar y hacer en el aula.

En sí, el diseño curricular en cuanto proceso de reflexión da forma a los componentes del currículo: propósitos, contenidos, secuencia, metodología, recursos y evaluación; una especie de puente entre la teoría y la práctica. De esta forma se convierte en un espacio crítico, creativo y colaborativo de la arquitectura del aprendizaje, centrado en el sujeto de aprendizaje. Es un crear, recrear, esculpir y dar belleza al acto educativo; más allá de la simple transcripción, repetición, copia estéril y reproducción acrítica del currículo.

En fin, lo que se busca es enseñar a pensar… mecanismo elemental para el mejoramiento de la calidad de la educación. Como dice Pérez (2012) teorizar la práctica y experimentar la teoría o lo expresado por García (1984) citado por Moya (2003) "la teoría sola es estéril, y la práctica sin teoría, rutinaria y ciega" (p. 19). No es lo uno ni lo otro; sino las dos a la vez… 
Autor: Héctor Neto.

Bibliografía


Guzmán, A., y Rolando, P. (2004). Ruptura epistemológica en el saber pedagógico: la resignificación del episteme curricular. Redalyc. Obtenido de http://www.ugr.es/~erivera/WebColmena/paginas/Biblioteca/Complementarias/RolandoPinto.pdf
Moya, V. (2003). Teoría, Didáctica y Práctica de la Traducción. Recuperado de https://bit.ly/2yH8qrv
Pérez, A. (2012). Educarse en la era digital. Barcelona, España: Ediciones Morata.



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